El Espejo de Foxtrot
Autor: R. A. Wolfenstein
Valores: amistad, lealtad, coraje
Edades: adultos
Subgénero: Tecno-thriller
En el fragor de la metrópolis futurista de Neónavalis, donde los rascacielos perforaban las nubes y el neón iluminaba las noches eternas, un ingeniero llamado Ash dedicaba sus días y noches a un proyecto secreto conocido como "Foxtrot". Este no era un proyecto cualquiera. Foxtrot era un espejo de realidad alternativa que prometía transportar a cualquiera que lo cruzara a un universo donde sus deseos más profundos podrían hacerse realidad.
Ash había trabajado durante años en su creación y, finalmente, lo tenía listo para probar. No obstante, tenía una regla clara: no intentar algo que no estuviera preparado para enfrentar. Tenía sus dudas, y sus sueños no venían sin sus propias pesadillas escondidas tras el umbral de sus deseos.
En su pequeño apartamento, donde las paredes eran testigos de sus interminables noches de trabajo, Ash llamó a su mejor amiga, Lina, para compartir con ella el momento culminante. Lina era una experta en ciberseguridad, y su meticuloso enfoque complementaba el impulso creativo y a menudo caótico de Ash. Juntos, formaban un equipo inseparable desde que se conocieron en la universidad.
—Sólo tienes una oportunidad, Ash. Hazlo contar —dijo Lina, colocándose las gafas de realidad aumentada para supervisar cualquier anomalía en el sistema.
Ash asintió y se colocó frente al Espejo de Foxtrot. Pulsó el interruptor y un resplandor iridiscente llenó la habitación. Un susurro electromagnético flotó en el aire; el portal estaba abierto.
Ash respiró hondo y, con la determinación de un explorador, cruzó al otro lado.
Lo que vio fue asombroso: una versión perfecta de Neónavalis, completamente suya para moldear. A primera vista, todo era encantadoramente familiar, una ciudad donde sus más profundas preocupaciones se disipaban. Allí, sus innovaciones habían perfeccionado el mundo que tanto amaba.
Sin embargo, mientras Ash exploraba, comenzó a sentir la sombra de una desconexión. Todo lo que alguna vez había deseado estaba a su alcance, pero algo esencial faltaba: su vínculo con Lina, las tardes de risas, discusiones acaloradas y el afecto incondicional de la amistad verdadera.
A pesar del asombroso poder de este nuevo mundo, el vacío se agrandaba con cada paso. Y entonces, lo entendió: nada podía reemplazar los lazos genuinos formados en la lucha y la alegría compartida.
—¡Ash! —la voz de Lina llegó a través del cúmulo digital del enlace de emergencia. Había sentido su angustia, incluso a través de las paredes de código—. Si esto es un espejo, Ash, no lo eres tú. Regresa.
En un último impulso de valentía, Ash dio la vuelta, encontró el rayo de luz del Espejo de Foxtrot y regresó al abrazo acogedor de lo imperfecto pero significativo. Al otro lado, Lina lo esperaba con una sonrisa de complicidad.
—Prométeme que no haremos locuras sin el otro —dijo ela, ofreciéndole una mano.
—Prometido —respondió Ash con sinceridad, apreciando más que nunca la verdadera riqueza de su vida.
Así, Ash y Lina aprendieron que la verdadera magia no estaba en escapar a realidades alternativas sino en crear y enfrentar juntos la suya, con todo detalle y desafío que podía surgirles al paso.